SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 6

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  Sanidad: cuando el alma vuelve a respirar " Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas ."  — Salmo 147:3 (RVR1960) Reflexión pastoral: Después del dolor, después del arrepentimiento, después del perdón… viene la sanidad. La sanidad no es solo la ausencia de culpa, es la restauración de la dignidad. Es volver a vivir sin temor, sin esconderse, sin tener que fingir que “todo está bien”. Es cuando el alma comienza a respirar de nuevo. Pero la sanidad no ocurre en un solo momento. Comienza con reconocer esa obra perfecta de Cristo en la Cruz del Calvario. Es un proceso guiado por el Espíritu Santo, muchas veces en compañía de personas sabias y amorosas, en espacios de consejería, oración, comunidad y adoración. Es allí donde el corazón herido empieza a recordar que todavía puede latir con propósito. Dios no solo quiere perdonarte y salvarte; Él desea restaurarte , es decir volver a colocarte en Su camino y propósito por el cuál has venido a este mundo. Qui...

 


La vida es un don, no un derecho

"Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones." — Jeremías 1:5 (RVR1960)


Reflexión:

La vida no es un logro humano. No es un proyecto personal ni un derecho adquirido por méritos, esfuerzo o deseos. La vida es un don. Un regalo divino. Y como todo regalo verdadero, tiene origen en el amor de quien lo entrega: Dios.

Cuando el Señor le habla a Jeremías, no le recuerda sus capacidades, ni le da razones biológicas o sociales para justificar su existencia. Le revela algo más profundo y eterno: “antes que nacieses, te conocí”. ¡Qué afirmación gloriosa! La vida comienza mucho antes del primer llanto o del primer latido detectado. Comienza en el pensamiento, la voluntad y el amor de Dios.

Hoy más que nunca, la Iglesia necesita recordar y enseñar esta verdad. En medio de debates sobre cuándo comienza la vida, quién la merece o si puede interrumpirse, necesitamos levantar la voz profética que declare: la vida es sagrada porque es un regalo de Dios.

Cada ser humano, sin importar su condición, salud, etapa o entorno, ha sido intencionalmente pensado y amado por el Creador. No tenemos derecho a disponer de lo que no nos pertenece. Por eso, la defensa de la vida no es sólo un acto social, es un acto de fidelidad al Dador de la vida.

Desafío:

¿Ves la vida de los demás como un don divino o como un derecho humano condicionado? ¿Estás enseñando desde tu púlpito que todo ser humano es parte de un plan eterno de Dios?

La Iglesia debe ser un lugar donde se honra al Creador amando Su creación. Defender la vida es una forma concreta de adorar a Dios, puesto que nuestra adoración es por lo que Él es y sin dudar sabemos que Él es vida.

Oración:

Padre bueno, gracias por el regalo de la vida que me diste. Gracias por pensar en mí antes de que existiera. Hazme sensible al valor de cada vida humana. Que mi corazón, mis palabras y mis acciones honren Tu don más precioso, la vida.
Amén.

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