SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 6

Reflexión :
En los primeros versos de la Biblia se revela una verdad profunda: la vida humana no es un accidente cósmico ni una construcción cultural. Cada persona —desde la concepción hasta la muerte natural— ha sido creada con intención y dignidad por un Dios que le imprimió Su propia imagen. Esta verdad no es sólo teológica; es profundamente práctica y urgente.
Vivimos en tiempos en los que la vida humana es cuestionada, negociada e incluso descartada. Se debate su valor en función de su etapa, su utilidad o su "deseabilidad". Sin embargo, desde la primera página de las Escrituras, Dios proclama que todo ser humano lleva en sí la marca del Creador. ¡Eso cambia todo!
Como Iglesia, no podemos guardar silencio ante la desvalorización de la vida. No es sólo un asunto social, político o sanitario; es un asunto espiritual. Guardar silencio es permitir que otras voces definan lo que solo Dios puede definir. Debemos hablar, con amor y verdad, sobre el valor de toda vida, especialmente la más vulnerable: los no nacidos, los ancianos, los discapacitados, los descartados por la sociedad.
Defender la vida no es una opción para el cristiano. Es una extensión de nuestra fe. Es amar a Dios reflejando Su corazón por Su creación. Es ver a cada persona —incluso a la que no ha nacido aún— como un portador de gloria, digno de protección, de amor, de redención.
Desafío:
No necesitamos ser expertos, pero sí necesitamos ser fieles. Que cada predicación, cada clase, cada consejo refleje este compromiso: toda vida importa porque toda vida viene de Dios.
Oración:
Hermosa reflexión 🙏
ResponderEliminar