SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 6

Imagen
  Sanidad: cuando el alma vuelve a respirar " Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas ."  — Salmo 147:3 (RVR1960) Reflexión pastoral: Después del dolor, después del arrepentimiento, después del perdón… viene la sanidad. La sanidad no es solo la ausencia de culpa, es la restauración de la dignidad. Es volver a vivir sin temor, sin esconderse, sin tener que fingir que “todo está bien”. Es cuando el alma comienza a respirar de nuevo. Pero la sanidad no ocurre en un solo momento. Comienza con reconocer esa obra perfecta de Cristo en la Cruz del Calvario. Es un proceso guiado por el Espíritu Santo, muchas veces en compañía de personas sabias y amorosas, en espacios de consejería, oración, comunidad y adoración. Es allí donde el corazón herido empieza a recordar que todavía puede latir con propósito. Dios no solo quiere perdonarte y salvarte; Él desea restaurarte , es decir volver a colocarte en Su camino y propósito por el cuál has venido a este mundo. Qui...

 


Dios Restaura Corazones Rotos

"He aquí, yo hago nuevas todas las cosas." — Apocalipsis 21:5 (RVR1960)


Reflexión:

El dolor por un aborto es real. Puede ser silencioso, escondido entre actividades, sonrisas forzadas o años de religión. Pero Dios no lo ignora. Él no aparta la mirada de la herida; al contrario, se acerca con manos llenas de misericordia para sanar, no para condenar.

Muchas personas en nuestras iglesias viven atrapadas en el dolor del pasado. Algunas han participado directamente en un aborto, otras han guardado silencio cuando podían hablar. En ambos casos, la culpa pesa. Pero hay esperanza: el Dios de la vida es también el Dios de la restauración.

El mensaje del evangelio no termina con la cruz, sino con la resurrección. No basta con decir “el aborto es pecado”. También hay que decir: “Dios puede perdonarte y sanarte.”
Donde hubo muerte, Dios puede traer vida. Donde hubo pérdida, Él puede sembrar propósito. Donde hubo oscuridad, Él puede encender una luz.

La Iglesia necesita ser el lugar donde los corazones rotos se restauran, no se juzgan. No estamos llamados a ser jueces, sino embajadores de reconciliación. La gracia de Dios es mayor que cualquier error humano.


Desafío pastoral:

¿Estamos predicando una gracia lo suficientemente profunda como para abrazar a quien ha abortado?
¿Estamos ofreciendo ministerios de restauración, no solo mensajes de advertencia?

Sanar no borra el pasado, pero sí lo redime y trae libertad. La sangre del Señor Jesús no solo perdona: también restaura el corazón roto.


Oración final:

Padre, tú ves el corazón herido detrás de cada historia. Acércate hoy a los que necesitan tu sanidad. Danos compasión, sabiduría y gracia para acompañarles. Haz de tu Iglesia un lugar de restauración, que  donde otros señalan, que nosotros abracemos, donde otros callan, que nosotros ministremos esperanza. En el nombre de Jesús.
Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

INTIMIDAD ANTES DE HACER IMPACTO - PARTE 1