EL DISEÑO DE DIOS PARA LA FAMILIA - MADRE

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  EL ROL DE LA MADRE Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre.  Proverbios 6:20 Reflexión Pastoral: La madre es una voz tierna y firme que instruye desde la cuna. Su enseñanza no solo forma, sino que marca el corazón. En la cosmovisión bíblica, la mujer que teme al Señor es sabia y su influencia es generacional. No hay vida que no haya sido tejida en el vientre de una madre, ni alma que no haya recibido de ella alguna forma de instrucción o consuelo. Cuando una madre enseña desde la Palabra, planta semillas eternas. Sus palabras se convierten en guías que iluminan al hijo en sus noches más oscuras. Aún en la adultez, el eco de una madre piadosa puede llamar al hijo al arrepentimiento o a la fe. Dios honra el rol materno como columna espiritual del hogar. A través de su amor, el hijo comprende el valor de la vida, la misericordia de Dios, y la ternura de su justicia. La madre es guardiana de la vida desde su inicio, defensora del débil ...

 


El Corazón de Jesús por los Pequeños

"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios." — Marcos 10:14 (RVR1960)


Reflexión pastoral:

En una cultura que tiende a considerar a los niños como una carga o una interrupción, Jesús los abrazó, los bendijo y los puso como ejemplo de fe. Esta escena no es anecdótica, es teológica: revela el corazón de Dios hacia los más pequeños, los más vulnerables.

Cuando Jesús dice: “de los tales es el reino”, está declarando que los niños no solo son bienvenidos en su presencia, sino que pertenecen a su Reino. No tienen que esperar a crecer para tener valor. Ya lo tienen. Ya son imagen de Dios. Ya son ciudadanos del cielo.

Si Jesús recibió a los niños, ¿cómo no hacerlo nosotros? Si los valoró, ¿cómo no defenderlos nosotros?

Defender la vida de los niños no empieza solo cuando nacen, sino incluso antes, en el vientre. Continúa después, cuando enfrentan abandono, abuso, pobreza o violencia. Ser pro-vida es también ser pro-infancia, pro-niñez, pro-cuidado.

La Iglesia tiene una misión hermosa y urgente: abrir sus brazos como Jesús lo hizo. Acoger, formar, proteger y bendecir a los niños, no solo los que ya están en nuestras bancas, sino también aquellos aún por nacer.


Desafío pastoral:

¿Nuestra iglesia ve a los niños como prioridad o como interrupción? ¿Estamos enseñando el valor de los pequeños desde nuestras predicaciones, clases dominicales y con nuestras acciones?

El Reino pertenece a los tales. Recibir a un niño es recibir a Cristo mismo (Mateo 18:5). ¡Abramos los brazos, amémosles y protejámosles desde el vientre materno!


Oración:

Señor Jesús, gracias por recordarnos que el Reino también les pertenece a los más pequeños. Danos un corazón tierno para acoger a cada niño como Tú lo haces. Que nuestras iglesias sean lugares seguros, alegres y llenos de vida para ellos, y que nunca impidamos que vengan a Ti.
Amén.

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