SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 6

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  Sanidad: cuando el alma vuelve a respirar " Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas ."  — Salmo 147:3 (RVR1960) Reflexión pastoral: Después del dolor, después del arrepentimiento, después del perdón… viene la sanidad. La sanidad no es solo la ausencia de culpa, es la restauración de la dignidad. Es volver a vivir sin temor, sin esconderse, sin tener que fingir que “todo está bien”. Es cuando el alma comienza a respirar de nuevo. Pero la sanidad no ocurre en un solo momento. Comienza con reconocer esa obra perfecta de Cristo en la Cruz del Calvario. Es un proceso guiado por el Espíritu Santo, muchas veces en compañía de personas sabias y amorosas, en espacios de consejería, oración, comunidad y adoración. Es allí donde el corazón herido empieza a recordar que todavía puede latir con propósito. Dios no solo quiere perdonarte y salvarte; Él desea restaurarte , es decir volver a colocarte en Su camino y propósito por el cuál has venido a este mundo. Qui...

Redescubriendo el diseño de Dios - Día 2

 


El matrimonio: pacto, no contrato

"Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia." — Efesios 5:31–32 (RVR1960)


Reflexión pastoral:

En un mundo donde el matrimonio es visto como un contrato revocable o una formalidad opcional, la Palabra de Dios lo revela como un misterio glorioso. No es un arreglo humano, sino una institución divina que refleja la unión entre Cristo y Su Iglesia.

El matrimonio fue diseñado por Dios como un pacto sagrado, no como un acuerdo temporal. No se trata de “ser feliz mientras dure”, sino de amar como Cristo ama: con entrega, perdón, sacrificio y fidelidad.

Cuando el matrimonio se desfigura, se distorsiona también la imagen del evangelio. Por eso, la cultura actual ataca el matrimonio: porque sabe que detrás de él hay un mensaje más profundo… el mensaje del amor redentor, que da a conocer a Dios y su escensia, su propia imagen.

Como Iglesia, debemos defender el matrimonio con convicción, pero también restaurarlo con compasión. No se trata solo de enseñar principios, sino de acompañar a los matrimonios reales con luchas reales. Y sobre todo, mostrar que es posible vivir un matrimonio que honra a Dios y bendice a la generación siguiente.


Desafío pastoral:

¿Estás viendo el matrimonio como un reflejo del pacto de Dios? ¿Estás edificando tu matrimonio, o enseñando sobre él, con base en la fidelidad de Cristo?

Es tiempo de volver a la raíz del amor verdadero: un compromiso que permanece porque está fundamentado en la gracia.


Oración final:

Señor, gracias por mostrarnos en el matrimonio el reflejo de Tu pacto eterno. Danos matrimonios que amen como Tú amas, que perdonen como Tú perdonas, que sirvan como Tú sirves. Sana los hogares heridos, y levanta un testimonio vivo de Tu fidelidad. Amén.

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