EL DISEÑO DE DIOS PARA LA FAMILIA - MADRE

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  EL ROL DE LA MADRE Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre.  Proverbios 6:20 Reflexión Pastoral: La madre es una voz tierna y firme que instruye desde la cuna. Su enseñanza no solo forma, sino que marca el corazón. En la cosmovisión bíblica, la mujer que teme al Señor es sabia y su influencia es generacional. No hay vida que no haya sido tejida en el vientre de una madre, ni alma que no haya recibido de ella alguna forma de instrucción o consuelo. Cuando una madre enseña desde la Palabra, planta semillas eternas. Sus palabras se convierten en guías que iluminan al hijo en sus noches más oscuras. Aún en la adultez, el eco de una madre piadosa puede llamar al hijo al arrepentimiento o a la fe. Dios honra el rol materno como columna espiritual del hogar. A través de su amor, el hijo comprende el valor de la vida, la misericordia de Dios, y la ternura de su justicia. La madre es guardiana de la vida desde su inicio, defensora del débil ...

Redescubriendo el diseño de Dios - Día 3

 


La sexualidad: un regalo sagrado

"¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo…? Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios." — 1 Corintios 6:19–20 (RVR1960)


Reflexión pastoral:

Vivimos en una cultura que banaliza la sexualidad, la reduce a placer, la desconecta del propósito divino. Pero Dios no se equivocó al diseñarla. La sexualidad es parte de su buena creación. No es vergonzosa, ni secundaria, ni descartable. Es santa.

Desde el Edén, Dios creó al hombre y a la mujer con cuerpos distintos, complementarios, diseñados para la comunión, la unidad y la generación de vida. Dentro del pacto del matrimonio, la sexualidad no solo une, sino que honra. No solo da placer, sino que da fruto.

Pero el pecado distorsionó ese regalo. Lo convirtió en mercancía, en dominio, en confusión. Por eso la Iglesia debe enseñar que la sexualidad no se redime por represión, sino por rendición: entregándola a Dios como parte de nuestro discipulado, no como algo separado.

Nuestros cuerpos no son nuestros, son templos del Espíritu y todo lo que ocurre en el templo debe glorificar al Señor. Cuando entendemos esto, dejamos de ver la sexualidad como un tabú o una carga… y comenzamos a verla como lo que es: un don sagrado que apunta al amor de Dios y muestra su imagen, no solo creadora, sino de sí mismo.


Desafío pastoral:

¿Estás enseñando y viviendo una sexualidad redimida? ¿Tienes conversaciones que eleven el estándar bíblico, en vez de evitar el tema?

Dios quiere restaurar esta área de nuestras vidas y familias. No para avergonzar, sino para sanar y liberar. La santidad no es represión, es belleza recuperada.


Oración final:

Señor, gracias por diseñarme con dignidad y propósito. Te entrego mi cuerpo, mis deseos, mis decisiones. Límpiame de toda mentira que haya dañado mi percepción de la sexualidad. Hazme un testigo de pureza redentora y que en mi vida, Tu diseño sea restaurado.
Amén.

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