SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 6

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  Sanidad: cuando el alma vuelve a respirar " Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas ."  — Salmo 147:3 (RVR1960) Reflexión pastoral: Después del dolor, después del arrepentimiento, después del perdón… viene la sanidad. La sanidad no es solo la ausencia de culpa, es la restauración de la dignidad. Es volver a vivir sin temor, sin esconderse, sin tener que fingir que “todo está bien”. Es cuando el alma comienza a respirar de nuevo. Pero la sanidad no ocurre en un solo momento. Comienza con reconocer esa obra perfecta de Cristo en la Cruz del Calvario. Es un proceso guiado por el Espíritu Santo, muchas veces en compañía de personas sabias y amorosas, en espacios de consejería, oración, comunidad y adoración. Es allí donde el corazón herido empieza a recordar que todavía puede latir con propósito. Dios no solo quiere perdonarte y salvarte; Él desea restaurarte , es decir volver a colocarte en Su camino y propósito por el cuál has venido a este mundo. Qui...

SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 5

 


El perdón que sana lo profundo

"Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." — Colosenses 3:13 (RVR1960)


Reflexión pastoral:

Uno de los obstáculos más grandes después de un aborto no es la falta de conocimiento, sino la incapacidad de perdonarse a uno mismo. Aun cuando sabemos que Dios perdona, muchas veces no sabemos cómo vivir en esa libertad.

La culpa se esconde en lo más profundo del alma. Se manifiesta en tristeza constante, en insomnio, en reacciones desproporcionadas, en pensamientos que vuelven una y otra vez. Pero Dios no desea que vivamos atrapados por el pasado, sino redimidos por Su amor.

El perdón de Cristo es más que un acto legal. Es una restauración del alma, un abrazo que reconstruye lo que parecía irremediable. Cuando lo recibimos con humildad, también aprendemos a extenderlo. Y eso es crucial: porque no solo necesitamos ser perdonados, también necesitamos perdonar. Perdonar a quien nos falló. Al que presionó. A quien no nos defendió. A todos.

El perdón es la llave que abre la puerta al gozo. Es el paso que transforma el “yo fallé” en “Él me levantó”.


Desafío pastoral:

¿Estás viviendo bajo la sombra de una culpa que Cristo ya perdonó? ¿Sigues creyendo que tu error es más fuerte que Su cruz?

Recibe el perdón. Extiende el perdón. Vive en el perdón. Y verás cómo el alma vuelve a respirar.


Oración final:

Señor Jesús, gracias por perdonarme con amor eterno. Enséñame a vivir libre de culpa y a perdonar a quienes me fallaron, como reconocer que tu Cruz es más grande que mi culpabilidad y de creer que no puedo recibir perdón. Que Tu gracia me cubra por completo y que el peso que he llevado tanto tiempo, hoy caiga al suelo. Porque Tú dijiste: “Consumado es”.
Amén.

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