EL DISEÑO DE DIOS PARA LA FAMILIA - MADRE

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  EL ROL DE LA MADRE Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre.  Proverbios 6:20 Reflexión Pastoral: La madre es una voz tierna y firme que instruye desde la cuna. Su enseñanza no solo forma, sino que marca el corazón. En la cosmovisión bíblica, la mujer que teme al Señor es sabia y su influencia es generacional. No hay vida que no haya sido tejida en el vientre de una madre, ni alma que no haya recibido de ella alguna forma de instrucción o consuelo. Cuando una madre enseña desde la Palabra, planta semillas eternas. Sus palabras se convierten en guías que iluminan al hijo en sus noches más oscuras. Aún en la adultez, el eco de una madre piadosa puede llamar al hijo al arrepentimiento o a la fe. Dios honra el rol materno como columna espiritual del hogar. A través de su amor, el hijo comprende el valor de la vida, la misericordia de Dios, y la ternura de su justicia. La madre es guardiana de la vida desde su inicio, defensora del débil ...

SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 5

 


El perdón que sana lo profundo

"Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." — Colosenses 3:13 (RVR1960)


Reflexión pastoral:

Uno de los obstáculos más grandes después de un aborto no es la falta de conocimiento, sino la incapacidad de perdonarse a uno mismo. Aun cuando sabemos que Dios perdona, muchas veces no sabemos cómo vivir en esa libertad.

La culpa se esconde en lo más profundo del alma. Se manifiesta en tristeza constante, en insomnio, en reacciones desproporcionadas, en pensamientos que vuelven una y otra vez. Pero Dios no desea que vivamos atrapados por el pasado, sino redimidos por Su amor.

El perdón de Cristo es más que un acto legal. Es una restauración del alma, un abrazo que reconstruye lo que parecía irremediable. Cuando lo recibimos con humildad, también aprendemos a extenderlo. Y eso es crucial: porque no solo necesitamos ser perdonados, también necesitamos perdonar. Perdonar a quien nos falló. Al que presionó. A quien no nos defendió. A todos.

El perdón es la llave que abre la puerta al gozo. Es el paso que transforma el “yo fallé” en “Él me levantó”.


Desafío pastoral:

¿Estás viviendo bajo la sombra de una culpa que Cristo ya perdonó? ¿Sigues creyendo que tu error es más fuerte que Su cruz?

Recibe el perdón. Extiende el perdón. Vive en el perdón. Y verás cómo el alma vuelve a respirar.


Oración final:

Señor Jesús, gracias por perdonarme con amor eterno. Enséñame a vivir libre de culpa y a perdonar a quienes me fallaron, como reconocer que tu Cruz es más grande que mi culpabilidad y de creer que no puedo recibir perdón. Que Tu gracia me cubra por completo y que el peso que he llevado tanto tiempo, hoy caiga al suelo. Porque Tú dijiste: “Consumado es”.
Amén.

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