EL DISEÑO DE DIOS PARA LA FAMILIA - MADRE

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  EL ROL DE LA MADRE Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre.  Proverbios 6:20 Reflexión Pastoral: La madre es una voz tierna y firme que instruye desde la cuna. Su enseñanza no solo forma, sino que marca el corazón. En la cosmovisión bíblica, la mujer que teme al Señor es sabia y su influencia es generacional. No hay vida que no haya sido tejida en el vientre de una madre, ni alma que no haya recibido de ella alguna forma de instrucción o consuelo. Cuando una madre enseña desde la Palabra, planta semillas eternas. Sus palabras se convierten en guías que iluminan al hijo en sus noches más oscuras. Aún en la adultez, el eco de una madre piadosa puede llamar al hijo al arrepentimiento o a la fe. Dios honra el rol materno como columna espiritual del hogar. A través de su amor, el hijo comprende el valor de la vida, la misericordia de Dios, y la ternura de su justicia. La madre es guardiana de la vida desde su inicio, defensora del débil ...

SERIE: TOMANDO UNA DECISIÓN INFORMADA - Día 3

 


Una herida que Dios puede tocar

"El Señor sana a los quebrantados de corazón, y les venda las heridas.— Salmo 147:3 (RVR1960)


Reflexión pastoral:

Una de las mentiras más comunes después de un aborto es que ya no hay retorno, que la herida es demasiado profunda o que Dios no querría acercarse a alguien que ha fallado de esa manera. Esta idea se convierte en una barrera que impide experimentar la gracia restauradora de Dios. Sin embargo, la verdad es mucho más poderosa: no hay herida tan profunda que Dios no pueda tocar, ni pecado tan grande que su misericordia no alcance.

El corazón herido no necesita más juicio, necesita presencia de Dios. La herida causada por un aborto puede abrir espacios de soledad, vergüenza, ansiedad, e incluso depresión. Pero allí, en medio del dolor, Dios no se aparta. Él se acerca con ternura, con paciencia, con verdad y compasión.

Reconocer que hay una herida no es un acto de debilidad, sino el primer paso hacia la sanidad y restauración. Es darle a Dios acceso al lugar donde más duele, donde quizá nadie más ha entrado. No se trata solo de “seguir adelante”, sino de permitirle al Señor, por medio del arrepentimiento y confesión,  restaurar lo que fue roto, hablar donde hubo silencio, y derramar Su consuelo donde ha reinado la culpa.


Desafío pastoral:

¿Te has atrevido a presentar esa herida al Señor, tal como está, sin disfrazarla ni esconderla? ¿Estás dispuesto a dejar que Él te toque donde nadie más pudo, incluso en ese lugar de dolor tan íntimo? Como pastor ¿Estás listo para abrazar a todo aquel que ha pasado por el trauma del aborto?

Dios no espera perfección, espera sinceridad y cuando somos sinceros, Él responde con sanidad. Su amor es inagotable.


Oración final:

Señor, aquí está mi herida, la que a veces he negado, escondido o callado. Tú la conoces por completo, y aun así me amas con ternura. No quiero seguir huyendo ni cubriéndola con máscaras. Tócala, Señor. Sánala con tu amor fiel. Haz brotar esperanza donde hubo vergüenza, y paz donde hubo temor. Solo Tú puedes restaurar lo que yo no puedo. Amén.

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